En 1942 se instaló en Nueva York y se convirtió en un criminal callejero (traficante de drogas, proxeneta, ladrón…). Condenado a siete años de cárcel en 1946, abandonó su adicción a las drogas, estudió por correspondencia y tomó contacto con la Nación del Islam (NOI), movimiento religioso musulmán liderado por Elijah Muhammad, que consideraba a los negros el pueblo favorito de Alá y a los blancos la personificación del diablo.
Pasó así del crimen y la marginalidad a la que le habían condenado las circunstancias, a un eficaz activismo político en defensa de una minoría racial maltratada. Al salir de la cárcel en 1952 se adhirió a la Nación y cambió su apellido por la «X», que simbolizaba el apellido africano original que los negros americanos habían perdido. Su labor de propaganda extendió la influencia de la NOI en Detroit, Boston y Filadelfia; fundó el periódico Muhammad Speaks; y llegó a ser el responsable de la NOI en Nueva York.
Desde finales de los cincuenta fue presentado por los medios de comunicación como un apóstol de la violencia, tergiversando su mensaje de rechazo de la dominación blanca y de autodefensa contra el racismo. Su popularidad determinó una rivalidad con Elijah Muhammad que terminaría con la escisión de Malcolm X en 1964, cuando tuvo conocimiento de que existían planes para asesinarle. Malcolm X propugnaba participar más activamente en la lucha política, denunciando que ni las acciones de reforma individual de la NOI, ni la campaña por los derechos civiles -en auge por aquellos años- conducirían por sí solas a la liberación de los negros. Fundó su propio movimiento, la Mezquita Musulmana.
En aquel mismo año cumplió el precepto religioso de peregrinar a La Meca, aprovechando para visitar siete países musulmanes. Este viaje le convirtió a una forma más ortodoxa del Islam, en la que veía posible la hermandad de todas las razas; abandonó el racismo de la NOI, dejó de predicar el separatismo y pasó a proponer un nacionalismo negro (emancipación sobre la base de tomar el control de sus propias organizaciones y comunidades).
En un segundo viaje aquel año tomó contacto con importantes líderes africanos (Nasser, Nyerere, Nkrumah, Kenyatta…) e incorporó a su discurso la lucha contra el imperialismo norteamericano; su reflejo fue la fundación, todavía en 1964, de la Organización de la Unidad Afro-Americana, un movimiento laico de tendencia socialista. Estas transformaciones no llegaron a dar fruto, pues fue asesinado al año siguiente, probablemente por orden del propio Muhammad.
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