La masacre de Katyn, fue la ejecución en masa de ciudadanos polacos (muchos de ellos oficiales del ejército, hechos prisioneros de guerra) por la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial. En el curso de la masacre, aproximadamente de 15.000 a 22.000 polacos fueron ejecutados en tres lugares de ejecución masiva durante la primavera de 1940.
El descubrimiento de las tumbas masivas por el Wehrmacht (ejército nazi) condujo a la rotura de las relaciones entre el gobierno polaco en exilio (con sede en Londres) y la Unión Soviética. La masacre fue empleada con fines propagandisticos por el régimen nazi, mientras que Stalin culpaba al régimen nazi de la autoría.[] No fue hasta 1990, bajo el régimen de Mijaíl Gorbachov, cuando se aclaró la responsabilidad de la Unión Soviética. Este hecho influencia hasta ahora las relaciones entre Polonia y Rusia.
Muchos polacos habían sido hechos prisioneros de guerra tras la invasión y la derrota de Polonia por los Nazis y la Unión Soviética en septiembre de 1939, una semana después de la firma del pacto secreto Pacto Molotov-Ribbentrop o pacto entre Hitler y Stalin. Muchos campos de prisioneros fueron usados para el internamiento de polacos capturados, incluyendo los campos de Ostashkov, Kozielsk y Starobielsk. Los dos últimos fueron usados principalmente para oficiales, mientras que Ostashkov se usó, sobre todo, para exploradores, gendarmes, policías y funcionarios de prisiones.
El 5 de marzo de 1940, de acuerdo con una nota para Stalin preparada por Lavrenty Beria, miembros del politburó soviético - Stalin, Vyacheslav Molotov, Lázar Kaganóvich, Mijaíl Kalinin, Kliment Voroshílov y Beria - firmaron una orden de ejecución de activistas "nacionalistas y contrarevolucionarios" mantenidos en campos y prisiones de la parte oeste ocupada de Ucrania y Bielorrusia. Esto provocó el asesinato de unos 22.000 ciudadanos polacos, incluyendo unos 15.000 prisioneros de guerra. La extensa definición de acusado incluyó un número significativo de miembros de la inteligencia polaca además de policías, reservistas y oficiales militares en activo.
El descubrimiento de la masacre precipitó la ruptura de las relaciones diplomáticas entre la Unión soviética y el gobierno polaco en el exilio en Londres en 1943. La Unión Soviética negó las acusaciones hasta 1990, cuando la URSS reconocíó que el NKVD fue responsable de la masacre y su encubrimiento.
Tras los descubrimientos realizados al principio de los años noventa, no resulta muy difícil llegar a conclusiones claras, se trataba de un genocidio. Con la intención de olvidar el incidente, distintos funcionarios rusos, polacos, ucranianos y bielorrusos investigaron. Sin embargo, nuevos documentos prueban como Stalin había asesinado a otros once mil polacos que vivían en las antiguas provincias orientales, anexionadas a la URSS. También tras la invasión del verano de 1941 fueron ejecutados otros tres mil prisioneros polacos.
El presidente ruso consideraba que la culpa de este genocidio no debiera caer sobre la nación rusa, sino sobre un sistema que había comenzado sus crímenes sobre sus propios ciudadanos. La aparición de nuevas fosas con fusilados polacos al este de los Urales, permite comparar ambos genocidios: socialista y nacional-socialista. En 1998, Borís Yeltsin y Alexander Kwasniewski acordaron alzar sendos monumentos en Katyn y Mednoye.
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